3.1.10

Biodigestores :: adios vertederos y al gas envasado

“No tenemos que construir un paraíso, la Tierra lo es.
Sólo tenemos que volvernos aptos para habitarla”
– Henry Miller, 1941


Conservar lo poco de naturaleza que nos queda no es un capricho de ambientalista, es una necesidad imperiosa para asegurar la continuidad de nuestra vida en el planeta. Tenemos que dirigir nuestros esfuerzos a replantearnos nuestra relación con el medio ambiente, recordar que somos huéspedes de esta tierra y que debemos cuidar de ella y sus criaturas, y no dedicarnos a explotarla, aprovechándonos de sus recursos, como parásitos. Debemos despertar a esta realidad, logrando una visión más humilde, más natural y en conexión con los ciclos de la vida en este rincón del universo, donde se lleva a cabo todo este drama cósmico en el que nos hemos visto atrapados, fruto de nuestras propias decisiones. Somos simples seres de esta tierra, y debemos regirnos por sus leyes como lo hacen todos los demás habitantes de este planeta.

Llevamos un poco más de 250 años desde la revolución industrial y hemos provocado a nuestro medio (social y medioambiental) un daño terrible y que en algunos aspectos sean quizás irreparables. En este momento estamos experimentando una extinción en maza de muchas especies del planeta, el calentamiento global es un hecho que podemos confirmar con solo mirar nuestro jardín, y las autoridades dedicadas a investigar y solucionar esta situación están siendo sobrepasadas por el inexorable avance de este desastre ecológico que hemos provocando.
Una de las acciones que podemos llevar a cabo para poder ser un aporte para este problema, tiene que ver con el tratamiento de nuestros residuos domiciliarios, y de los animales de granja, a través de un Biodigestor, obteniendo como subproducto: Bio-Gas y Bio-Fertilizantes.


Biodigestores:: Qué es un Biodigestor?
Un Biodigestor es un sistema sencillo de conseguir solventar la problemática energética-ambiental, así como realizar un adecuado manejo de los residuos tanto humanos como animales.
Existen dos tipos generales de biodigestores: el sistema Hindú y el Chino.

El biodigestor hindú fue desarrollado en la India después de la segunda guerra mundial en los años 50, surgió por necesidad ya que los campesinos necesitaban combustible para los tractores y calefacción para sus hogares en época de invierno, luego cuando terminó la guerra se volvió a conseguir combustibles fósiles por lo que dejaron los biodigestores y volvieron a los hidrocarburos. Como India es pobre en combustibles se organizó el proyecto KVICK (Kaddi Village Industri Commision) de donde salió el digestor Hindú y el nombre del combustible obtenido conocido como biogas. Este digestor trabaja a presión constante y es muy fácil su operación ya que fue ideado para ser manejado por campesinos de muy poca preparación.
Este biodigestor consiste en un tambor, originalmente hecho de acero pero después reemplazado por fibra de vidrio reforzado en plástico (FRP) para superar el problema de corrosión. Normalmente se construye la pared del reactor y fondo de ladrillo, aunque a veces se usa refuerzo en hormigón. Se entrampa el gas producido bajo una tapa flotante que sube y se cae en una guía central. La presión del gas disponible depende del peso del poseedor de gas por el área de la unidad y normalmente varía entre 4 a 8 cm de presión de agua. El reactor se alimenta semi-continuamente a través de una tubería de entrada.

El costo de este biodigestor va desde los $ 72 USD dependiendo de la calidad de los materiales y volúmes de desechos a tratar. (valor determinado por una familia de cuatro integrantes).

El biodigestor chino fue desarrollado al observar el éxito del biodigestor Hindú, el gobierno chino adaptó esta tecnología a sus propias necesidades, ya que el problema en China no era energético sino sanitario. Los Chinos se deshicieron de las heces humanas en el área rural y al mismo tiempo obtuvieron abono orgánico, con el biodigestor se eliminan los malos olores y al mismo tiempo se obtiene gas para las cocinas y el alumbrado. El biodigestor chino funciona con presión variable ya que el objetivo no es producir gas sino el abono orgánico ya procesado.
Este reactor consiste en una cámara de gas-firme construida de ladrillos, piedra u hormigón. La cima y " fondos son hemisféricos y son unidos por lados rectos. La superficie interior es sellada por muchas capas delgadas de mortero para hacerlo firme. La tubería de la entrada es recta y extremos nivelados. Hay un tapón de la inspección a la cima del digestor que facilita el limpiado. Se guarda el gas producido durante la digestión bajo el domo y cambia de sitio algunos de los volúmenes del digestor en la cámara del efluente, con presiones en el domo entre 1 y 1.5 m de agua. Esto crea fuerzas estructurales bastante altas y es la razón para la cima hemisférica y el fondo. Se necesitan materiales de alta calidad y recursos humanos costosos para construir este tipo de biodigestor. Más de cinco millones de biodigestores se ha construido en China y ha estado funcionando correctamente (FAO, 1992) pero, desgraciadamente, la tecnología no ha sido tan popular fuera de China.
Esta instalación tienen como ventaja su elevada vida útil (pueden llegar como promedio a 20 años), siempre que se realice un mantenimiento sistemático.
Una desventaja es el alto costo de la inversión inicial; por ejemplo, una instalación de 5 m3, que permite la elaboración de alimentos para familias de cuatro personas, tiene una inversión inicial de $700 a $900 USD, lo que ha impedido su generalización en América Latina.

Biodigestor de estructura flexible
La inversión alta que exigía construir el biodigestor de estructura fija resultaba una limitante para el bajo ingreso de los pequeños granjeros. Esto motivó a ingenieros en la Provincia de Taiwán en los años sesenta (FAO, 1992) a hacer biodigestores de materiales flexibles más baratos. Inicialmente se usaron nylon y neopreno pero ellos demostraron ser relativamente costoso. Un desarrollo mayor en los años setenta era combinar PVC con el residuo de las refinerías de aluminio producto llamado "el barro rojo PVC."

Esto fue reemplazado después por polietileno menos costoso que es ahora el material más comúnmente usado en América Latina, Asia y África. Desde 1986, el Centro para la Investigación en Sistemas Sustentables de Producción Agrícola (CIPAV), ha estado recomendando biodigestores de plástico económico como la tecnología apropiada por hacer mejor uso de excrementos del ganado, reduciendo la presión así en otros recursos naturales.

En este digestor el gas se acumula en la parte superior de la bolsa, parcialmente llena con Biomasa en fermentación; la bolsa se va inflando lentamente con una presión de operación baja, pues no se puede exceder la presión de trabajo de la misma.
El costo de este tipo de Biodigestor es bastante bajo, por lo que se ha popularizado en Latinoamérica, estos van desde los us$60 a us$80.
Elementos que componen un Biodigestor Simple (tipo Indú)

Ventajas de los Biodigestores

1. Permite disminuir la tala de los bosques al no ser necesario el uso de la leña para cocinar.

2. Diversidad de usos (alumbrado, cocción de alimentos, producción de energía eléctrica, transporte automotor y otros).

3. Produce biofertilizante rico en nitrógeno, fósforo y potasio, capaz de competir con los fertilizantes químicos, que son más caros y dañan el medio ambiente.

4. Elimina los desechos orgánicos, por ejemplo, la excreta animal, contaminante del medio ambiente y fuente de enfermedades para el hombre y los animales.

Mediante esta información queremos contribuir a fomentar la responsabilidad que tenemos los humanos por nuestros desechos, y recordar que en la naturaleza nada se desperdicia, y que todo se transforma. En la noble búsqueda de habitar un mundo sano y en armonía es fundamental seguir las mismas reglas de la naturaleza, observándola, siguiendo su ritmo y sus enseñanzas. Creemos que debemos desmitificar la creencia de que la sustentabilidad es cara o un sueño lejano, La sustentabilidad esta al alcance de todos, es simple, es económica, y todos podemos aprender de las diversas formas en que podemos convertirla en una realidad mundial. Es una oportunidad de generar un cambio energético, económico y aportar a la independencia energética desde el hogar propio y al legado natural para las futuras generaciones de esta hermosa tierra que es nuestro hogar.

Tirar la basura en un vertedero es como barrer y dejar todo bajo la alfombra…


Proyecto CasaTierra
Fuentes:
UN BIODIGESTOR DE BOÑIGAS DE CABRA CALEFACCIONADO CON COLECTORES PLANOS
María Torres Deluigi y Jorge Follari
Laboratorio de Energía Solar, U.N.S.L.
E-Mail: charo@unsl.edu.ar
BIODIGESTORES FAMILIARES
GUIA DE DISEÑO Y MANUAL DE INSTALACIÓN
Jaime Martí Herrero, Bolivia 2008
www.endev-bolivia.org
ANÁLISIS DE BIODIGESTORES
Bárbaro Lugones López
Ingeniero mecánico.Especialista de CUBAENERGÍA.Miembro de CUBASOLAR.
E-mail: barbaro@cien.energia.inf.cu
EL CAMINO DE LA BIODIGESTION
Boletín Biodigestión nº1, Marzo 2005
tecnología@proteger.org.ar
www.proteger.org.ar
http://www.almanaqueazul.org/imagenes/taboga/taboga_vertedero.jpg

2.1.10

Arquitectura del Alma


La Arquitectura no es materia estática e inanimada, es todo lo contrario, el espacio que nos contiene tiene alma y espíritu… que se mueve, danza y respira con todo el universo. Tiene alma que reside en lo profundo de sus estructuras, del material que lo compone, de la historia de cada árbol, cada piedra, cada gota de agua sumergida en la tierra y el mineral que elevo sus paredes, en el calor del fuego que coció la tierra, y en la madera de donde provino ese fuego… también en la intención, en el amor con que fue concebida, creada, esculpida, en aquello que deposito el ser que la imaginó, el que la edificó y en cada uno de los que la llenaron de risas, llantos, conversaciones, momentos, recuerdos que poco a poco fueron sin querer formando su personalidad, su historia, dándole espíritu y vida… y este espacio no esta solo, conversa y se integra con el paisaje, el pasto, la piedra, los vecinos, el ruido, los pájaros; es parte de un ser vivo aún mayor, de una obra habitada fecunda de belleza y vida.

Y mas allá, en cada detalle, nuestro espacio que habitamos esconde secretos cósmicos, conversa con el Sol, aprende del viento, refleja las estrellas y en su geometría nos habla de cómo somos, como vivimos y que huella dejamos.
Muchas de las construcciones actuales han perdido su identidad, muchas mas que espíritu tienen frías mentes robóticas, carecen del amor de quienes las habita, y de quien han sido sus padres creadores, se encierran del mundo como sus habitantes solitarios en la multitud, no miran hacia fuera… a la tierra que las acoge, no les importa el paisaje, el viento, la lluvia… no están realmente conectadas con la vastedad de la tierra y no conversan ni bailan con sus moradores.
Día a día nos fuimos alejando de nuestra identidad, y así como los espacios que creamos para habitar hemos negado la gran casa que nos acoge a todos, nuestra tierra.

Es evidente que hay que hacer un cambio, la tierra esta enferma y ya es un echo innegable, las personas sufrimos dolores que pretendemos disipar con milagrosas pastillas, invadidos de farmacias y llenando los fríos hospitales, no hemos aportado a nuestra salud ni a nuestra felicidad. Nuestros espacios, fiel reflejo de sus creadores también están enfermos, lugares en total desconexión con su entorno, con sus habitantes, con su clima, con su paisaje; lugares que lejos de acogernos nos obliga a amoldarnos a ellos tal vez por que creemos que esa es la única alternativa, tal vez por que estamos acostumbrados a anhelar lo que otros tienen sin cuestionarnos que es lo que realmente perseguimos como individuos.
Construimos viviendas en serie, barrios, ciudades enteras inundadas de casas y edificios repetidos, los he visto en distintas ciudades, adosados a la tierra como si nada tuviera que ver con ella, he trabajado repitiendo plantas de edificios cansada de usar el copy – paste del computador. He recibido encargos inmobiliarios vía Internet para estudiar la “cabida” de un edificio, con la premisa de sacarle el mayor provecho al terreno, y eso significaba construir lo máximo permitido en ese terreno, terrenos que no conocía, no había tiempo para ello, he sido mucho tiempo una herramienta del sistema para construir en serie lo que supuestamente el anónimo cliente pide y necesita, y lo he tenido que hacer todo rápido y sin cuestionar por que pronto la competencia construiría al lado, al frente o cerca, por que el tiempo es dinero y el arte en ese mundo es de soñadores, he escuchado que ya todo estaba echo, para que perder el tiempo buscando nuevas soluciones!...

He sufrido la impotencia de sentir que nada desde mi condición como joven arquitecta independiente podría generar un cambio importante dentro de la gran multitud que somos, y dentro del volumen de construcción sin alma ni amor que día a día crece en las ciudades, la impotencia de ver tanta gente sin hogar, hacinadas bordeando las ciudades que las marginan, pudiendo con simples cosas vivir en abundancia y dignidad. Pero no es justo para mi espíritu y sus anhelos simplemente ceder y abandonarme a lo que ya esta echo, a lo que se supone por ser conocido y repetido esta bien y es correcto, y a la aceptación de la pobreza como una condición natural humana y no como una clara demostración que no hemos sabido aprovechar la realidad de que este mundo es abundante para todos los seres.

En ciertos momento bajé los brazos y quise abandonar mi profesión por que realmente no consideraba que me hacia feliz, no era sincera con nadie, nadie me extrañaría si hiciera otra cosa. Al fin de este camino de cuestionamientos, de sentimientos, llego al punto de reencantarme con mis talentos, siento el impulso de reconstruir aquello que soñé en mis años en la universidad, creo que los sueños son posibles si son desde el corazón sincero y desapegado del ego. No busco la fama ni el reconocimiento, pero si creo que la armonía del alma mía y de cada individuo se construye desde cada acto y cada decisión. Anhelo construir un mundo mejor desde mi rincón del planeta. Que el hecho de tener un hijo a quien alimentar no me haga caer en el miedo a la carencia que me lleve inevitablemente a ceder y convertirme en una mercenaria de la arquitectura con tal de subsistir.

Creo que la Arquitectura sustentable no solo es posible sino que es una necesidad urgente que debemos satisfacer por que simplemente no hay otra alternativa en la nueva era que ya estamos transitando. Podemos transformar nuestra vida, habitar bellos lugares no solo llenos de objetos bonitos y pintorescos sino de arte saludable y respetuoso con nuestra Tierra, concientes de que nuestro lugar es la expresión de los bellos seres que somos y que nuestras ciudades es la expresión de la armónica sociedad que buscamos ser, integrándonos a la realidad que la vida se expresa en cada átomo y en cada sensación.

Enamorémonos de la vida, de quienes somos, y de lo que anhelamos, para que cada día seamos mejores y mas plenos, no perdamos la esperanza y escuchemos, el corazón y el cuerpo se expresan y hablan el lenguaje de la sabiduría. Digo todo esto para mi misma, me recuerdo en estas líneas y lo envío al universo para compartirme, se que no soy la única y eso me hace feliz.